Semáforo VERDE
Bajo este título encontramos una historia de detectives infantil, con un niño investigador que en vez de beber whisky bebe leche y en lugar de fumar masca chicle. El caso comienza cuando se entera de que alguien está robando su marca favorita de chicles, por lo que rápidamente se pone a investigar para no quedarse sin su dosis.
Es muy cortito y llevadero, y si has leído novelas negras resulta curioso el estilo narrativo relativamente similar. Y dado que apenas tiene un personaje que fuma, un par de palabras cuyo significado quizá no conozcan, y hasta el malo es bastante “suave”, resulta un libro bastante aceptable.
Poniéndose muy quisquilloso, quizá se le podría achacar que el protagonista, siendo un niño, tiene una libertad prodigiosa, con una madre que le deja hacer lo que quiera y salir horas y horas sin preocuparse (el padre no sale porque los abandonó), algo que no queda demasiado realista, aunque claro, por eso es un libro de ficción.