POKÉMON GO

Semáforo VERDE

Cuando salió, hace unos años, fue una revolución e incluso llegó a haber problemas por la fiebre de cazar pokémons. Hoy en día la cosa no es tan bestia pero el juego sigue teniendo una ingente cantidad de seguidores, y es que el jueguecete tiene unas cuantas cosas buenas. Ahora bien, ¿y para mi peque?

Pues a nivel muy básico, le vamos a dar el visto bueno. La opción de jugarlo a nivel «poco friki», simplemente saliendo a cazar pokémons y poco más, es atractiva, te hace salir a la calle (aunque se suele andar despacio y con paradas frecuentes, así que como ejercicio no creemos que sirva demasiado), estás con tu prole, podéis compartir afición, están las fotos con lo de la realidad aumentada, te puedes poner las pilas y estudiar los pokémon para hacerte el sabio…

Obviamente, el juego tiene para muchísimo más, puedes analizar tus pokémon a ver cuáles son mejores o peores, puedes combatir en gimnasios, realizar incursiones, misiones, intercambios… Pero eso es otro nivel, en el tema que nos movemos en esta página el juego mola en su versión simple, es decir, salir un poco de casa con tu hijo y cazar unos pocos bichos. Más es arriesgarte a viciarte (bien tú, bien tu peque, bien ambos), porque el juego está ideado para eso, para engancharte, y a la que te descuides puede que te encuentres saliendo a las mil de la noche porque a esa hora es más fácil conquistar un gimnasio y además así tú luego lo controlas más tiempo, empollándote guías en internet o pagándote un viaje al país X porque hay un pokémon específico que solo sale allí.

Nosotros lo hemos analizado con un móvil Android octacore y 4Gb de RAM, y ha ido bastante fluido, aunque eso sí, el juego chupa datos a niveles cósmicos, con lo que si no tienes una buena cuenta, apenas podrás jugar unos días hasta que consumas toda tu tarifa (luego con la opción de «puedes seguir navegando pero más lento» el juego ya no funciona, también lo hemos comprobado).

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