Semáforo ÁMBAR
Nos cuenta las aventuras de una familia en la que un único hijo convive con 10 hermanas (y sus padres, claro). Esto supone que estén presentes absolutamente todos los estereotipos imaginables (la empollona, la animadora, la princesita, la gótica, la barbie, la deportista…), algo que, si bien en principio no nos gusta mucho por el encasillamiento que supone, al menos al tener a todos los arquetipos juntos se puede considerar que se complementan y neutralizan.
Además, como buena serie yanky tira de moralina final bastante a menudo, aunque trata temas bastante actuales que permitirán tener una charla o dos con vuestros hijos (impagable el capítulo de la dependencia de los dispositivos digitales conectados a internet).
Sin embargo, detalles como que el mejor amigo del protagonista tenga dos papás, que para algunos será un gran avance en aras de aprender tolerancia desde pequeños y para otros será una aberración adoctrinante, hacen que no podamos decidirnos y estrenemos la categoría de “ámbar”, es decir que cada cual opine, juzgue y decida según su propio criterio.